Firmar libros en el Ateneo de Madrid, por donde antes pasaron algunos de mis héroes literarios, y hacerlo en un acto tan emocionante como el de la Asociación MUM, suena a ficción pero ha sido realidad. Gratitud por una tarde increíble.
Leo el artículo de Gascón en El País sobre el tema del libro sobre José Bretón. El mundo de la cultura tiene la piel muy fina. Habla de derechos, argumento habitual, pero solemos olvidar que el mismo derecho tiene otro para criticar al contrario. Publicar es hacer público, cosa que normalmente uno hace de manera voluntaria. Nadie te obliga. Y si uno dispone de un altavoz con una audiencia potencial de decenas o centenares de miles de personas, y decide que, de todos los temas del mundo, va a hablar de un asesino repugnante, debe prever una reacción social. Creer que habrá un acatamiento masivo, que al autor le van llover aplausos o premios, es una ingenuidad mayúscula, pero parece que el autor y la editorial han caído en ella, desde el momento en que ni siquiera pensaron en hablar con la mayor víctima del caso que sigue con vida. Compararse con otros productos que generan el mismo rechazo, como las entrevistas por televisión a terroristas, más que dar la razón al defensor del ...
Como este mes se cumplen diez años de mi primera novela, voy a contar curiosidades de cada una. Mi primer libro, Alfas y Omegas , existe solo en formato digital. A pesar de ello, recibí una amable llamada del Celsius 232 para presentarlo junto a mi querida @moresby. Ante la situación de hablar de un libro que solo existe en forma electrónica, diseñé e imprimí un taco de marcapáginas que regalar a los generosos asistentes. No sé quiénes comprarían el libro, pero al menos los marcapáginas se agotaron. Mi segundo libro, La Fragmentación , es el que considero mi libro afortunado. Es mi obra más rara, pero la escribí de un tirón, de pura alegría. Luego ganó un premio de un certamen de literatura experimental, que permitió su publicación. Apareció a finales de 2019, poco antes de la pandemia y de que el mundo se pusiera patas arriba. Un libro afortunado, y yo agradecido. En la foto, dedicando el libro tras presentarlo en Valencia. Tras publicar mi tercera novela, Ron...
"Soy una persona ética. Este es un partido ético", leo en periódicos, a menudo en boca de gente que no tiene ni idea de qué significa la palabra, o que quiere confundir a propósito las cosas. Porque a quien se llama ético hay que pedirle que defina sus coordenadas, pues tantas normas de conducta tiene la monja de un convento como un sicario de la mafia. Alguien que sabe un montón de ética y moral es Clint Eastwood (y su guionista Paul Haggis) en la película “Million dollar baby”, que he recuperado este verano y me ha gustado más aún que la primera vez que la vi. En ella tenemos normas éticas y morales en conflicto: El católico Frankie (Eastwood) lucha hasta el final por la conservación del individuo (ética) y del grupo (moral), en especial la familia, aguantando los golpes que nos dan en este valle de lágrimas. Eddie (Morgan Freeman) sigue ideas difusas, vagamente humanísticas, entre los derechos humanos, la bioética y el Epicuro que busca la ausencia de dolor. La familia d...